martes, 19 de febrero de 2013

Territorio bélico, la palabra cuerpo

qué escalera suspendida de alfileres
sobre la proa de mi muslo allí,
qué pájaro, qué territorio bélico
                  la palabra cuerpo antepone al tacto
este precario ver de seis letras
anterior al dolor y al goce, los muele, los determina
puro combate, ocupa el lugar de una ausencia: cuerpo alambrado
vacío palimpsesto de grafos cromosomas
(supone) dispone
                 una escencia
clínica y tardía: esto, la cosa, la máquina celular
no es el cuerpo
tapoco este tanteo
                 conversa esa experiencia, pozo del yo
encerrado y solo en los sentidos, confín del otro
mediado aún en lo más próximo, atado
a la interpretación de tantas maneras
hablado y escrito: enigma vaciado en la definición,
                falso trasluz
si desbordara, si pudiera escapar
desatarse de la comprensión, ser lo que es
                tamaña locura
escribir
decir
                el cuerpo




algo sagrado
se ausenta de las cosas
en la "feria"
todo tiene un precio
exhorbitante

La destrucción



me voy de esta camisa
de esta mesa me voy como un lagarto
hacia las piedras
¿qué significan
las cosas de la casa?

izada
civil en mis tobillos
no estoy a salvo
ni en mis sandalias cómodas
de andar por ahí
entre nombres y cosas
a su manera mudos

la destrucción arrecia
en el orden de la casa
a mis cosas, esta tarde
no las disuelve la violencia
ni el estómago del tiempo

la destrucción funde a negro
como el "the end" de un cine
objetos que se apagan

Medicinas amargas



 atado a la cama se licúa el cuerpo desnudo
 la piel es un trapo mojado sobre los huesos y el vientre
 una ampolla que anega la boca
leche cuajada, eso es mi madre
en la acidez de esa lengua
la hija trajina medicinas amargas, solo puede mezclar y moler
ser molida en la palabra sin remedio que acabará por ahogarla
algún día, no hay tamiz para eso; atada en el agua, ninguna maldad
ningún consuelo

Clepsidras en la lluvia



no es esa mi madre contra la llovizna
cambiando una y otra vez las fuentes
donde iban las goteras a beber

era la esquina
del cuarto en la que el sol no daba nunca
enra su cama donde el agua
se iba a chorros por las sienes de mi madre
              una ahogada ya futura
              la esperaba en la tormenta

Postales de amor y de furia

UNO

¿Cuáles son sus raíces?
el clítoris mide entre uno
y cinco centímetros
el deserto de Lavalle
es igual a Arizona
—Pecos Bill sin bodeguitas—
el enfermero dice: este año
ganamos el campeonato
¿cómo va, madrecita?
desnuda
en la camilla abierta
como una hamburguesa
no ve a los practicantes
a la partera
no ve a las dos chicas
de la secundaria con pase especial,
pechá, gorda, pechá
el cartílago hace creg y
el enfermero mira a las chicas
infante: niño menor de siete años
infantería: tropa que sirve a pié
entre la cama y la silla
hay un balde de cinco litros
un monitor apagado en la mesa
el dolor es normal
dice un practicante
¿por qué no me crecen las tetas?
no comer, no tener hijos
acostarse
con el practicante


DOS

en los brazos de su violador
se convirtió en mujer

sensacional éxito 1976
Dulce prisionera

con Linda Blair y
Martin Cheen


TRES

la montada deja Plaza de Mayo
y una mujer canta una nana
oculta entre los árboles
el cuerpo tiene cinco litros de sangre
esta ciudad tiene un nombre
como la mugre debajo de las uñas
suda la furia


llovía en Perú y Avenida
hasta en Mendoza llovía
y debajo de los bancos de las plazas

"suba el pié" dice un letrero
en las escaleras del subte

todas las torres se borran en la lluvia
todos los picos montañosos
hasta el humor de los gatos se vuelve sumiso
con tanta sopa fría
esta tarde, qué larga

voy pasando las hojas de un libro
medio acurrucada, medio dormida
en un rincón de mi cuarto

tras la ventana no hay nadie

la única "muda", aquí
es del silencio

Variaciones de un pocillo

la nada
abre
poros en el confin
de lo macizo
subvierte presencia
en devenir
deseo
esparcido en la loza
como el humo del café
se expande
en las moléculas de aire
este pocillo
exuda
historia y ocasión de abrigo;
a la intemperie tierra, aire, fuego, agua
escuchan
el Nombre
pocillo
apetito compartido que allí
ha llegado a
guarecerse

la mano de René hierve en las llamas
pero él duda del dolor
y gusta de ver pasar a sus autómatas

cuatrocientos años después
una mujer aferra
el monedero en el subte 
y un hombre mastica
          a contrapelo del hastío; 
le parece bien morir de a poco
          se abandona 

afuera, sobre las antenas
un ave inclina el cuello y observa
tristemente
           a estos mamíferos

Fuera de foco





plano cenital
de una avenida que hierve
de calvas y de pelos

close up en el shopping
a las escaleras vivas
a las botas
franciscanas tacones borceguíes
tan laboriosos —mascotitas—

close up al sudor en la línea diez
a las axilas que van en la línea diez
donde la transpiración hace globitos
como la sopa que se quema
o a la vereda de mi casa
a la puerta de mi casa donde hay un hombre
alguien que deja en el porche
la huella de su dedo

cómo no pensar que así
que por allí, en esos sitios
una verdad ya ha preñado
socarronamente a un hombre

Itinerarios I




dónde apoyamos los pies
un ectoplasma un naipe
lo real podría ser el unicornio
cinco dedos a la cara
mi tormenta

o este viaje en el que me deshago
a llegar ni a destino
y decir por fin

me desconozco

Vida




y si me fuera lejos
a esa calle donde el cuerpo
la muerte y las batallas
no eran sosos
y cualquier camino al territorio
un laberinto

qué país qué razón qué muerte
qué soborno a contrapelo o a mis anchas
me daría de mamar

y si me quedara por aquí
como si nada
con la soga al cuello
y la brida que ahoga
el no de los ahorcados

qué país qué historia qué silencio
asfixiaría esta náusea entre mis muelas
para darme de mamar

almorzaré de prepo
a partir de hoy
en tus pezones

El soldado incómodo

vivir entre soldados
—si hubiera otro modo—
los pertrechos listos
en la más inocente
reunión de señoras
la metralla a punto de arder
perdigones en la noche
pesan tanto las armas

tu boca hace arabescos
en mi territorio
y tal vez escribe o habla
pero quién sabe
quién podría traducir mis estrategias
y tus mapas de situación
si toda Lengua
puede ser una emboscada
no serviré para otra guerra

pesan tanto
pero tanto
las armas

Canción del desamor II



uno puede salir de la cama
como se vuelve de una guerra
pertrechada de misiles o no
perdido el territorio
por puro placer
de combate a guerra fría

uno puede salir de la cama de puntillas
palpar el borde de aquel país mullido
y tocar suavemente al habitante

no saber quién es el lobo
no saber quién es
la oveja descarriada


Canción del desamor I



a café en el hueco del cuello
y a jarilla entre los pechos
huele a jarilla dice él
entre los pechos
a tisana en la lengua
a ceniza un raro té
y a tierra mojada al principio
aunque después como a hemodalias
una flor rara

—espúrea—

del desierto



en la calle un tipo toca el saxo
y respirás:
es la hora pico

te ves al espejo de una librería
¿qué hacés ahí, admirándote?
soy una cuchilla aceitada luminosa
cuidado yerba mala
decís —¡hoy corto por lo sano!
pero estás como sembrado al piso
y apenas ves un arbolito

un arbolito seco chupando música


en el revés de las palabras cabalga
una liturgia de malversaciones
todo es andrógino ambiguo
ambivalente
un puñal
escarba en el silencio
y hay un soborno antiguo
una historia bacapeada
una hora de la siesta
que abdica en Soledad

la impracticable tarea
de domesticarse
una vez más
da miedo la calle tantas cosas
no el chorro de lata y caucho
que tose la avenida
y en la fila el "sujeto kantiano"
sin monedas
no el cielo de humo negro
la enfermedad de las palomas
o que estemos solos
al contrario,
por la noche ladra un animal de tacos altos
y las tiendas de abarrotes se oscurecen
es la paz de los murciélagos y las bestias

la palabra se hace líquida
y se van las cosas por sus bordes
como quieren

Uruboros



cada grafo negro
una cicatriz en la frente
así escribe la Lengua
sus andamios
¿escuchás la voz de un recitante
roncar en mis pulmones?
cómo redunda palíndromos
esa tos en mi garganta

pero la Lengua que escribe
desescribe —a lo mejor—
me desescribe y habla:
que haga su texto entonces
sin paciencia

que estalle
y vuelva a empezar

como una yema verde

Body Art



dónde está tu cuerpo
no es que sea celofán papel de arroz espuma,
es sobre todo una distancia y
por eso lo camino con un bisturí
tu cuerpo enigma detrás debajo encima
excepto ahí, en la mesa de disección
un síntoma
en la mesa del almuerzo
tu mano a la altura del pan
el protocolo de los dedos
levanta un cubierto que rechina sobre el otro
(como cualquier cubierto) es un escándalo
este placer tan pop de latas Campbell
este cuerpo
que se puede deletrear
como mirada

Ocurrencias




el cuerpo es un dolor
que se mira la espalda
con las tripas
no transcurre no dura
no muta no madura

ocurre, el cuerpo, se peina o grita
se mece se sacude
cuando el tuyo y el mío
 coinciden, el espesor del mundo
se reVBela

Cauce marrón



cauce marrón
que se despeña
no la hebra de agua pura:
el aluvión
no la lengua del mar
proceloso en los muslos de la costa
esta creciente
muele piedra sobre piedra
nada remuerda la devastación del frío
agua brava, sí, calor
deshielo

La ocupación



me brotan esta noche
en San Martín y Sarmiento
me van parasitando
me lamen cuesta arriba
y es ya una antigua enfermedad
este soborno de cadenas
que no afloja

todo me ocupa hoy me borra me suplanta
me decide hace tiempo a mi pesar
Eso inefable muerde de tal forma
me mastica donde ya soy líquida
desde una hora a partir de cuándo en mi futuro
nací muerta

Criptograma



un rayo de neón atraviesa en morse la persiana
deletrea sus signos por la alfombra
y se interrumpe a un punto y raya
de tu zapato izquierdo

callan en clave
los objetos de la casa
ni un solo bicho me responde

todo pregunta hoy
como si hablara
Itinerarios II

en la otra estación
después
una ética inventada
nos devuelve
adultos

he crecido tan poco
asombrosa piel
(qué goma estrecha)
a lo sumo admito:

me he estirado
Ciclo lectivo

en plena masticación de siglo
averigüé cosas obvias:

las cumbres de la ciudad
son los áticos del miedo

los ángeles de la guarda
usan revólveres




Tango

yacija tálamo burdel
ella cultiva el caldo de su furia
entre las piernas
se cuece el mito del varón
la encrucijada